En el discurso público comúnmente se asume que Chile es un país solidario, un supuesto que se confunde con la idea de una cierta homogeneidad en lo que respecta a valores solidarios y conductas de ayuda en el país. El presente trabajo apunta a cuestionar esta idea de homogeneidad respecto de solidaridad, proponiendo que las conductas solidarias se relacionan con los recursos que las personas poseen, los que a su vez se asocian al lugar que las personas ocupan en la estructura de estratificación social. Tomando los datos de la Encuesta de Solidaridad realizada en 2009 por el Centro de Medición MIDE UC de la Pontificia Universidad Católica de Chile, el trabajo se centra en un tipo de conducta de ayuda particular: las donaciones en dinero. El análisis se focaliza en la influencia de recursos personales como ingreso, educación y pertenencia a redes sobre este tipo de donaciones. Los resultados indican que los individuos con mayores recursos son más proclives a las donaciones, donde el nivel educacional alcanzado juega un papel preponderante.